Saluuut!. Estamos muy arrepentidos de nuestros pecados, y nos fustigamos con cañas abiertas en busca de la redención. Cometimos el pecado de la soberbia, de creernos que las cosas hechas con cariño y dedicación, sin molestar al prójimo y compartiendo buenos momentos de música en directo, haciendo el esfuerzo de programar conciertos de pequeño formato y de calidad, no merecían la atención de la autoridad (que, teóricamente tenía menesteres más elevados en busca del bien común, como luchar contra la corrupción, o el robo de bicicletas, que en El Prat es un clásico, o todos los flagrantes trapicheos que nos rodean a diario). Pero fuimos pecadores, y nos arrepentimos. Pero la música ha vuelto al pueblo. Parece ser que hay dos locales que van a programar conciertos. Bienvenida la noticia.
En nuestra bondad estamos convencidos de que en este caso no se ha caido en el pecado, y estos futuros conciertos cumplirán todos los requisitos legales -que nosotros, pecadores, no cumplíamos- para poder ser llevados a cabo. Estamos totalmente seguros de que habrá camerinos y lavabos exclusivos para los músicos (como exige la ley), que las licencias municipales serán de Café-concierto o de Bar musical (como exige la ley), y no dudamos de que la insonoricación y el cumplimiento de horarios serán escrupulosos (como exige la ley), además de tener la absoluta certeza de que los músicos cobrarán dignamente (como exige la decencia). Así que celebramos la buena nueva, felices de que nuestros pecados no se repetirán ni en este barrio ni en otros barrios. Cuando nos toque, nosotros nos iremos al otro barrio, con el alma limpia y orgullosos de corazón por haber resistido a la tentación y habernos mantenido fuertes, evitando nuevos pecados.
Vaya... al final no hemos hecho balance... o igual sí: nos hemos balanceado sobre la cuerda floja.
En todo caso, esperamos que en el 2011 nos vaya bonito a todos, incluídos los pecadores.
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